sábado, 6 de enero de 2024

CONSCIENCIA DE DIOS

        


    Este año he pedido a los Reyes Magos: tener mayor consciencia de Dios en mi vida. Claro que, pensándolo bien, quizá tenga que ver más con un acto de mi propia voluntad que de un regalo. Pero creo que nunca está de más desearlo: al menos pedir tener mayor sensibilidad, es decir, desarrollar más la consciencia de Dios cerca de mí, tan cerca de mí que hasta lo pueda tocar, apreciar que Jesús está en mí. Quisiera ser más consciente de que me siento habitado por Dios. Es más, todo lo que me rodea; siento que Dios lo habita, que me habla de Dios.

            Realmente soy ya consciente de que estoy en el corazón y en el interés del Señor, pero deseo corresponder más, por eso lo pido y lo deseo. Y poder sentir que Dios está a mi lado para hablar con Él y contarle las cosas que me pasan, y por supuesto escuchar lo que Dios me dice. En este sentido, “buscar y hallar a Dios en todas las cosas y en todas a Él”.

            Una mayor consciencia de Dios me habla de una mayor paz en mi ser, de caer en la cuenta, es decir, ser más consciente, de quién soy, del de dónde vengo y a dónde voy, de por qué hago las cosas, o mejor, por quién. Para mi es muy importante todo esto porque en el fondo me pone de frente a mi pequeño yo. Con esta actitud deseo más bien dejarme mirar por Dios, Él me valora en la justa medida. Porque en el fondo me siento llamado a ser mediación suya en el desarrollo de la evangelización, y como diría San Pablo: os anuncio a Jesucristo y este crucificado, es decir, desenmascaremos toda autopresentación.

            El resultado final del ser más consciente de Dios en mi vida indudablemente marca un estilo que no es propio, porque al sentirme habitado por Dios, es Él el que ha de hablar y desenvolverse a través de mí. Mis palabras y acciones habrán de ser más misericordiosas. La acogida y la bondad habrán de ser marca de la Casa. La alegría y la empatía fruto y don de Dios. El testimonio habrá de ser más veraz, auténtico y valiente, sin poner en riesgo nada logrado junto a Dios. En el fondo la llamada de todo bautizado a la santidad creo que va por aquí.

            Que María nos ayude a todos a ser más conscientes de Jesús el Señor y manifestemos, cual estrellas, su amor en medio del mundo.

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