sábado, 27 de enero de 2024

Hoja Parroquial - Domingo 4 Tiempo Ordinario - Ciclo B


 

SAN ENRIQUE DE OSSÓ - PATRONO DE LOS CATEQUISTAS ESPAÑOLES - "TODO POR JESÚS"

 


El 27 de enero, festividad de San Enrique de Ossó, patrono de los catequistas españoles, los catequistas de nuestra diócesis tienen la oportunidad de vivir el Jubileo del Catequista dentro del marco del Año Jubilar en honor del Corazón de Jesús. Un bello regalo que la Iglesia Diocesana ofrece a los catequistas para estar cerca de Jesús y estando ahí, poder oír los susurros del Señor que desde su gran Corazón habla a sus pequeños corazones. Ojalá pudieran y puedan sintonizar con las entrañas del corazón de Dios para que les aporte la mejor formación que un catequista puede necesitar para desempeñar la misión evangelizadora que Él les ha encomendado en su Iglesia.

            San Enrique de Ossó era el de “todo por Jesús”; los catequistas pueden tomar muy buena nota del testimonio de su vida de fe y misión.

            Enrique fue un sacerdote que desde muy niño sintió un gran amor por Jesús. Todo lo vivía, podríamos decir desde esta clave. Como para San Pablo, para él la vida era solo Cristo. Realmente esta experiencia espiritual o mística se repite en los santos, y también en aquellas personas “de Dios”, como por ejemplo la Madre Teresa de Calcuta y tantos cristianos que incluso dieron y dan su vida por su fe y amor a Jesús, como es el caso de los mártires. Para Santa Teresa de Jesús, solo Dios basta. El Señor en una visión mística le dijo: “Solo por oírte una vez, que me quieres, crearía de nuevo el Universo”. La relación de amor entre Teresa y Jesús es una relación de enamoramiento. San Enrique siguió los pasos de Teresa y así se le reconoce como el apóstol teresiano del siglo XIX. Otro ejemplo lo podemos reconocer en San Ignacio de Loyola y su famosa frase: “en todo amar y servir” o “el a mayor gloria de Dios”. Íñigo que como Saulo vivieron una gran conversión.

            Cuando el creyente permite que Jesús, el amigo que está a la puerta y que nunca falla, entre en su interior, intime con Él, etc. esa experiencia religiosa suscita paz, consolación, deseos de oblación, de entrega, ganas de imitar, servicio, alegría, humildad, empatía, amor, etc. Y ocurre que la persona se siente atraída por una fuerte sensación de posesión que lleva al “todo por Jesús”, porque lo demás, al lado de esto, es nada, o como diría San Pablo puede ser considerado “basura”, como podría ser la soberbia o la vanagloria.

sábado, 6 de enero de 2024

CONSCIENCIA DE DIOS

        


    Este año he pedido a los Reyes Magos: tener mayor consciencia de Dios en mi vida. Claro que, pensándolo bien, quizá tenga que ver más con un acto de mi propia voluntad que de un regalo. Pero creo que nunca está de más desearlo: al menos pedir tener mayor sensibilidad, es decir, desarrollar más la consciencia de Dios cerca de mí, tan cerca de mí que hasta lo pueda tocar, apreciar que Jesús está en mí. Quisiera ser más consciente de que me siento habitado por Dios. Es más, todo lo que me rodea; siento que Dios lo habita, que me habla de Dios.

            Realmente soy ya consciente de que estoy en el corazón y en el interés del Señor, pero deseo corresponder más, por eso lo pido y lo deseo. Y poder sentir que Dios está a mi lado para hablar con Él y contarle las cosas que me pasan, y por supuesto escuchar lo que Dios me dice. En este sentido, “buscar y hallar a Dios en todas las cosas y en todas a Él”.

            Una mayor consciencia de Dios me habla de una mayor paz en mi ser, de caer en la cuenta, es decir, ser más consciente, de quién soy, del de dónde vengo y a dónde voy, de por qué hago las cosas, o mejor, por quién. Para mi es muy importante todo esto porque en el fondo me pone de frente a mi pequeño yo. Con esta actitud deseo más bien dejarme mirar por Dios, Él me valora en la justa medida. Porque en el fondo me siento llamado a ser mediación suya en el desarrollo de la evangelización, y como diría San Pablo: os anuncio a Jesucristo y este crucificado, es decir, desenmascaremos toda autopresentación.

            El resultado final del ser más consciente de Dios en mi vida indudablemente marca un estilo que no es propio, porque al sentirme habitado por Dios, es Él el que ha de hablar y desenvolverse a través de mí. Mis palabras y acciones habrán de ser más misericordiosas. La acogida y la bondad habrán de ser marca de la Casa. La alegría y la empatía fruto y don de Dios. El testimonio habrá de ser más veraz, auténtico y valiente, sin poner en riesgo nada logrado junto a Dios. En el fondo la llamada de todo bautizado a la santidad creo que va por aquí.

            Que María nos ayude a todos a ser más conscientes de Jesús el Señor y manifestemos, cual estrellas, su amor en medio del mundo.