miércoles, 30 de octubre de 2019

LA CRUZ DE LAMPEDUSA EN ÍSCAR

Cuando desde la delegación de migraciones del arzobispado de Valladolid me dieron la esperanza que la Cruz de Lampedusa podía pasar por Íscar no me lo podía creer. Estoy muy agradecido por esta oportunidad, que nos han marcado. Espero que hayamos podido asimilar la experiencia de tener con nosotros esta cruz, pues es de una hondura inmensa.

Lampedusa, una isla al norte del continente africano, cerca de Italia, puerta de Europa. Allí, como sabemos hubo un naufragio en 2013 y el Papa Francisco se quiso hacer presente. Era su primer viaje fuera de Roma. Muchos migrantes murieron en el deseo de conquistar la "tierra prometida". Cualquier corazón de carne no  debería permitir que esto sucediera nunca. Europa cierra sus puertas, mira hacia otro lado, el Papa habló de la "globalización de la indiferencia".

Se construyó una sencilla cruz con restos de pateras, de embarcaciones náufragas y Francisco la bendijo para que recorriera el mundo entero. Pues bien, hoy esta cruz peregrina llegó a Íscar. No sé si llegamos a comprender el alcance de este símbolo tan universal. De aquí partía, ahora, para la archidiócesis de Granada.

En nuestros pueblo ha sido acogida con fervor y participación. El tiempo nos ha dado tregua para celebrar el Viacrucis de la Cruz de Lampedusa por las calles de nuestro pueblo. Justo cuando entraba la cruz por la puerta de la iglesia se puso a chispear. Es maravilloso, "Dios es Amor" (1Jn 4, 8). Cada estación, una parada, silencio, texto bíblico, meditación, oración; todo para atravesar nuestro corazón de amor por ellos. Jairo, inmigrante colombiano en nuestro pueblo, nos ayudaba con la cruz de la megafonía, cruz que es menos vistosa, y por eso cuesta encontrar cirineos. Otros inmigrantes se hacían presente, aunque algunos miraban desde las calles tímidamente.

Agradecemos la participación de nuestras autoridades y la buena colaboración que siempre existe para poder llevar a cabo nuestro ser "Iglesia en salida", tal y como nos invita el Papa Francisco.

Celebramos la Misa de la Exaltación de la Santa Cruz porque deseamos festejar que en la cruz está clavada "la salvación del mundo".

Muchas son las personas que han colaborado de una o de otra manera; a todos gracias, pues hemos vivido una tarde de ardor misionero. Que esta experiencia puntual nos ayude a sensibilizarnos con el tema de la inmigración y de todos los que sufren la cruz cada día, los más vulnerables de la creación. Hoy nuestro Dios se sentirá orgulloso por nuestra oración.


CRUZ DE LAMPEDUSA

SI LLUEVE ESTA TARDE, EL DESARROLLO DEL VIACRUCIS SE REALIZARÁ DENTRO DE LA IGLESIA DE SANTA MARÍA. PERDONEN LAS MOLESTIAS. OS ESPERAMOS.

miércoles, 23 de octubre de 2019

LA CRUZ DE LAMPEDUSA


            Esa cruz bendita por el Papa Francisco que, como toda cruz, representa para los cristianos “el árbol donde está clavada la salvación del mundo”, peregrina por el mundo entero, pues así el Santo Padre nos lo recomendó. Ahora para por nuestra diócesis para que ejercitemos la segunda exclamación del Viernes Santo: “¡venid a adorarlo!”.
            Cruces hay muchas y de muy diversas clases, de varios materiales, de distintos tamaños, pero para nosotros los cristianos son “el santo y seña de nuestra profesión de fe”. Cruces de madera, de metales nobles, de plástico, de metales preciosos, incluso enjoyadas, cruces de marfil, de barro, las hay dulces e incluso las hay, las que más, amargas, cruces rotas, amputadas, de distintos estilos artísticos, cruces pectorales, en pendientes, gargantillas, pines, tatuadas, cruces que nos hacemos sobre nuestro cuerpo y que incluso besamos, cruces de caminos, cruces en el monte, cruces desnudas pero también labradas repletas de imágenes, cruces difuminadas en la vida misma, etc. pero solo una cruz, construida con restos de embarcaciones náufragas; esta es la Cruz de Lampedusa.
            Toda Cruz para un cristiano es el recuerdo del amor de Dios por nosotros. Hay Alguien, Jesús el Señor, quien, atravesado, víctima del pecado y del mal, nos devuelve amor, perdón y misericordia. Como el Centurión, junto a la cruz, nosotros también podemos ser Testigos del Señor y exclamar: “verdaderamente este Hombre era el Hijo de Dios” (Mc 15, 39). Y ahí fundamentaremos Nuestro encuentro con el Señor que siempre nos invitará a seguirle y, es más, nos permitirá –como padres de familia, catequistas, educadores de la fe- a ser los guías en dar los primeros pasos de la fe, especialmente a los más pequeños.
            La Cruz de Lampedusa precisamente no es muda, en palabras de Francisco nos habla de “vergüenza”, la vergüenza de un naufragio en el Mar Mediterráneo en el que murieron casi un centenar de personas en julio de 2013 y muchas más desaparecidas. El Papa habló en la isla de Lampedusa de la “globalización de la indiferencia”, pues ante la inmigración este mundo mira para otro lado, especialmente muchas instituciones que nos representan. 
            Nosotros –junto a San Pablo- predicamos a Cristo crucificado, escándalo para unos y necedad para otros (cf. 1Cor 1, 23). 

CRUZ DE LAMPEDUSA EN ÍSCAR