lunes, 13 de abril de 2020

LUNES DE LA OCTAVA DE PASCUA - CRISTO REY


HOMILÍA - DOMINGO DE RESURRECCIÓN


Al inicio de la Cuaresma ya les dije que nos poníamos en camino hacia la Pascua. Les dije que lo importante no era el tiempo cuaresmal sino la Pascua, que la cuaresma y sus consignas eran mediaciones para llegar a nuestro fin: el encuentro personal con el Resucitado. Por fin hemos llegado a nuestro destino: Jesucristo, nuestra Pascua, ha resucitado. Ha merecido la pena andar este duro camino, como la vida misma, para llegar hasta aquí y encontrarnos como comunidad cristiana que celebra con alegría que Jesús, el Hijo de María, ha resucitado. La Iglesia representada en nosotros se llena de gozo porque la vida ha vencido a la muerte y la esperanza llena la faz de la tierra y hace todas las cosas nuevas.
Precisamente esa es ahora la señal: la alegría, además de la fe, la esperanza, la caridad que nos hará estar más cerca los unos de los otros, que nos ayudará a ponernos en el lugar del otro, en muchas ocasiones habremos de ver el rostro del Señor en los crucificados de este tiempo, habremos de ver el Señor cada vez que nos crucifiquen o que sintamos el peso de la cruz.
            Anoche, en la Vigilia Pascual consagramos el agua al introducir el cirio que representa la luz de Cristo y que se hace presente en medio de la noche y de la cual nosotros tomamos luz porque Él en su vida nos ha dicho: “ser luz del mundo, sal de la tierra”. En medio de este mundo, del que nosotros vivimos, seamos centinelas para los demás. Ese este mundo, quizá nos gustaría otro, pero es el que es y Cristo es Luz, en este. Celebramos la Eucaristía y todas nuestras vestimentas son de fiesta, porque el Señor ha resucitado y el hijo que estaba perdido ha vuelto a casa, por eso la alegría y la fiesta.
            Es el tiempo de la fe y de las obras, de la confianza y del compromiso, no nos resistamos a la Resurrección del Señor, no paremos el reloj de la historia, en palabras del Papa Francisco a los jóvenes: nos encontramos en “el ahora de Dios”. La Historia de la Salvación comenzó hace muchísimo y en la noche de la Pascua nosotros la recogemos ampliamente, agradecidos de que Dios se haya hecho presente en todos los momentos de nuestra vida, no en unos momentos más que en otros, no solo cuando las cosas nos sonríen o parece que nos van bien, no en la Pascua menos que en la Semana Santa.
            Por favor, no busquemos a Cristo en el sepulcro, no permanezca su persona como muerta en nosotros, no busquemos al Señor en medio de los muertos, busquemos al que es camino, verdad y Vida en medio de los que vivimos. Alegrémonos porque esto es así, no nos dé miedo esta nueva situación; Cristo no es un fantasma, es nuestro Dios y hombre verdadero, que el Padre lo ha resucitado de entre los muertos. Resurrección a la que nosotros estamos llamados, por eso, por favor, vivamos nuestra fe y alimentémosla constantemente: orando, hablando con el Señor como un amigo habla con otro amigo, enseñando a orar a vuestros hijos, es más, orando con ellos, participando de la Eucaristía más que oyendo Misa, animando con nuestra alegría y nuestra presencia a otros a optar por la fe en el Señor y su Iglesia, celebrando los sacramentos, y nunca mejor dicho, viviendo como Dios manda.
            Es la hora del testimonio. Demos cuenta de lo que hemos visto y oído, con alegría, con profundidad, con certeza. En el encuentro del Resucitado con sus discípulos, con las mujeres, con seguridad, también con su Madre, nos manifiesta su paz, no hay porqué tener ya miedo y nos indica un legado: id y anunciad. ¿Qué es lo que hay que anunciar? Pues hay que llevar a los demás la Buena Noticia, que es Jesús mismo, su Evangelio, el Reino de Dios que Él nos proclama cada Domingo en el Evangelio.
            Hoy es Domingo, primer día de la semana y también octavo, puesto que el sábado es el séptimo, el día que el Señor descansó después de crear todo. Cuidemos este día en el que Jesús resucitó. Alegrémonos con María que tras la Resurrección está más tranquila porque el Hijo de sus entrañas no ha quedado sepultado para siempre, sino que ha resucitado. Es Domingo que nos invita a hacer comunidad, a construir comunidad cristiana, a comprometernos con nuestra parroquia y a crear lazos de unión que persistan más allá de este encuentro y estos muros. Esto es así y así se lo cuento. FELICES PASCUAS DE RESURRECCIÓN.

viernes, 10 de abril de 2020

VIERNES SANTO - La Pasión del Señor



Sí, la celebración de Viernes Santo es por sí austera, yo creo que este año, con la situación que estamos viviendo es aún más austera. Estoy celebrando la Semana Santa en la iglesia más cercana a mi domicilio, esto es, la iglesia de San Juan de Mojados, una bella iglesia mudéjar, que me trae muy buenos recuerdos. Pero está llena de polvo por las obras que se realizaron antes del confinamiento, y no lo digo por resaltar este hecho, sino porque a mi personalmente esto me ayuda para caer en la cuenta de lo que se nos presenta hoy: la Muerte de Jesús en la Cruz.
Este marco, que os digo que es en el que me encuentro me transporta a lo que tiene que ser un país en guerra, o me hace pensar lo que es un pueblo vaciado del que tanto hablábamos en otro tiempo. Verlo sin gente y en esta situación me recuerda a todos esos lugares donde todavía hoy se celebra la fe como en clandestinidad, y el hecho de que estemos confinados, no quiere decir que tengamos que celebrar así, porque la puerta está abierta, pero sí es una situación de abandono, de falta de presencia de lo más importante: la comunidad. Sin embargo, lo decimos y así lo sentimos, que nuestra presencia se siente más que nunca manifiesta de una forma espiritual.
Y es que los oficios de Viernes Santo, de la Pasión del Señor nos invitan a contemplar esto mismo, la suma pobreza que rodea a todo lo de Jesús, que el Señor ha preferido esta forma, la de la austeridad, sin embargo, anima a la comunidad a vivir unida en la esperanza de la Vida.
Pero si os dais cuenta, ¿cómo hemos empezado? Un altar desnudo, el cual solo se revestirá para el momento único de la fracción del pan. La postración del sacerdote ante el altar, como gesto de humildad y abajamiento, porque el Señor se abajó incluso hasta la muerta. Un color rojo, porque roja es la sangre derramada por nosotros y por el perdón de nuestros pecados.
Los signos de este día nos invitan al silencio, a la contemplación de la Cruz y a su adoración, desde la Palabra ampliamente escuchada en la versión de San Juan. Se nos invita a orar recordando a todos, absolutamente a todos, incluso a aquellos que no tienen en mente al Señor, pero Dios sí que les tiene en su corazón a todos ellos. Rezamos constantemente por los afectados por el coronavirus, por los enfermos, por los difuntos, por las familias que son víctimas de esta tortura.
Y en esta situación recordamos la pasión y muerte del Señor: no queremos ahora reparar en el ultraje y por la crítica, quedémonos con los apoyos, por mínimos que estos sean: Simón de Cirene, la Verónica, las mujeres de Jerusalén, el Centurión, el buen ladrón, José de Arimatea, Juan, la Virgen de las Angustias. Queridos hermanos, para todos ellos también nuestro aplauso hoy, y también el aplauso a aquellos, como dice el Papa Francisco, “santos de la puerta de al lado”, los sanitarios, aquellos que nos preservan de la pandemia, los que nos alimentan, los que se dedican a la limpieza, a la información, etc. a tantos y tantas.
El Amor crucificado nos mira y nos dice: “He ahí tu madre”. La mira a ella y le dice: “he ahí a tu hijo”. Y desde aquella hora, la de la entrega, vivimos en la esperanza de un mañana mejor.

SERMÓN DE LAS 7 PALABRAS - VIERNES SANTO


Celebración Familiar - VIERNES SANTO



Misa de la Cena del Señor - Jueves Santo 2020


sábado, 4 de abril de 2020

Domingo de Ramos 2020



Hoy Domingo de Ramos os retransmito la bendición de los Ramos desde mi casa en Mojados. Mi casa se llama Cannán, recordando la tierra prometida de Dios a Abrahán. Pues en recuerdo de aquello planté un olivo, que es ya viejo, tiene mucha historia, porque lo que tiene edad tiene mucho que aportarnos: solemos decir: que la edad es un grado, es experiencia.
         Voy a bendecir las ramas de este olivo y las cortaré para que cuando comience la procesión desde mi casa a la iglesia, las iré derramando también por las calles, por las casas, recordando también la entrada de Jesús en Jerusalén, la ciudad santa.
         Así nosotros podremos inaugurar la Semana Santa. Os invito a que pongáis una ramita en vuestra ventana para poder ser señal de que Cristo vive en nosotros y así lo deseamos anunciar al mundo. Os invito a vivir la Semana Santa en nuestras casas, no dejéis pasar estos días. Otras veces nos vamos de vacaciones y participamos de procesiones y de arte y de tiempo libre. Esta vez no nos queda más remedio que quedarnos en casa, aprovecha para acompañar al Señor camino su pasión, muerte y Resurrección.
         A lo largo de estos días os iré mostrando lo más importante de cada día: recordando la fe que va unida a nuestra religiosidad popular. Que este tiempo personal y familiar de confinamiento saque de nosotros lo mejor: la solidaridad, el compromiso, el ponerse en el lugar de los demás, el cuidar nuestra vida de fe.
         ¡Ánimo!, esto entre todos, contando también con Jesús, por supuesto, lo vamos a superar.

viernes, 3 de abril de 2020

PARA EL DOMINGO DE RAMOS


Comentario al Evangelio de la Misa de hoy

CR
Queridos amigos y amigas:
Estamos ya al borde de la Semana Santa. En la liturgia de hoy se masca la tragedia. El evangelio de Juan dice que los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús. Como se ve, lo de la “intifada” viene de lejos. En la inhóspita Judea tienen predilección por las piedras: para construir el templo de Jerusalén, para estampárselas a Goliat en la frente, para cargarse a la mujer adúltera ... o para eliminar a Jesús. Menos mal que Jesús se les escabulló de las manos. En varios pasajes evangélicos se alude a este Jesús escurridizo que no se deja atrapar, como si el hecho físico de la desaparición fuera un símbolo de un hecho más profundo: Jesús no está al alcance de nuestra mano. Es un don gratuito, pero no una baratija que podamos manejar a nuestro antojo.
Vayamos al grano. ¿Cuál es la razón por la que quieren lapidarlo (y quizá también dilapidarlo)? El mismo evangelio pone en boca de los judíos la acusación: No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios. Cuando se escribe el evangelio de Juan, la comunidad cristiana, en lucha con varias herejías, ha madurado mucho su comprensión del misterio de Jesús. Se insinúa aquí la que va a ser la causa de su muerte. En ese te haces Dios se concentra la razón religiosa por la que Jesús será ajusticiado, aunque luego se disfrace con razones políticas.
Tengo la impresión de que hoy sucede algo semejante. Jesús cae bien a casi todo el mundo porque habla de las más nobles aspiraciones humanas: verdad, libertad, justicia, fraternidad. Cualquiera que luche por estos ideales puede convertirlo en símbolo. Lo que ya no suscita tanto entusiasmo es ese incómodo te haces Dios porque si esta afirmación es verdadera, entonces Jesús ya no puede ser un Che Guevara al uso, sino Alguien que tiene que ver conmigo y yo con él, Alguien que me confronta con la verdad de mí mismo y con la respuesta que estoy dando al sentido de mi vida. Y, claro, esto es pedir demasiado. A este Jesús tan pretencioso hay que matarlo. Digámoslo con claridad: algunas teologías, muchas ideologías y millones de personas hemos conseguido matarlo. Reducido a eslogan nos hace un apaño. Convertido en Dios nos fastidia la vida y no interesa.

Lecturas de la Misa del Viernes de la 5ª Semana de Cuaresma

Primera lectura

Lectura del libro de Jeremías (20,10-13):

OÍA la acusación de la gente:
«“Pavor-en-torno”,
delatadlo, vamos a delatarlo».
Mis amigos acechaban mi traspié:
«A ver si, engañado, lo sometemos
y podemos vengarnos de él».
Pero el Señor es mi fuerte defensor:
me persiguen, pero tropiezan impotentes.
Acabarán avergonzados de su fracaso,
con sonrojo eterno que no se olvidará.
Señor del universo, que examinas al honrado
y sondeas las entrañas y el corazón,
¡que yo vea tu venganza sobre ellos,
pues te he encomendado mi causa!
Cantad al Señor, alabad al Señor,
que libera la vida del pobre
de las manos de gente perversa.

Palabra de Dios

VIA CRUCIS CRISTO REDENTOR 2020

miércoles, 1 de abril de 2020

Comentario al Evangelio de hoy

Queridos amigos y amigas:
El libro de Daniel contiene varias leyendas piadosas. La de los tres jóvenes es impactante, casi se podría decir que es abiertamente contracultural. Si algo valoramos hoy es la tolerancia, el respeto a la vida, incluso una actitud suavemente iconoclasta respecto de todo. La posmodernidad no resiste grandes relatos sino sólo crónicas menores. No empuja a las fidelidades hasta la muerte sino simplemente a consensos provisionales. Por eso no entiende que un joven musulmán se adhiera a la cintura varias cargas de explosivos y se haga estallar en nombre de Alá. No entiende estos “martirios absurdos”. Pero quizá lo más grave es que no entiende ningún tipo de martirio. Eso significa que ha sacralizado de tal manera la propia seguridad e integridad que todo lo que la ponga en cuestión se juzga antihumano cuando lo verdaderamente antihumano es haber hecho de la vida un colchón de látex.
Sidrac, Misac y Abdénago son símbolos de una actitud fiel y contracultural. Yo no la llamaría fanática. Demuestran fe: El Dios a quien damos culto puede librarnos del horno encendido. Poseen fortaleza y audacia: Has de saber, rey, que no damos culto a tus dioses ni adoramos la estatua que has mandado erigir.
¿No estamos llamados a vivir también hoy una fe más viva y una fortaleza más audaz? Si no, la vida cristiana acaba convirtiéndose en una variante cultural del espíritu de nuestra época; es decir, en una sal que ha perdido su sabor.
Ayer, los enemigos de Jesús insinuaban que podía tener inclinaciones al suicidio. Hoy añaden a la larga lista de títulos deshonrosos uno más atrevido: lo llaman indirectamente “hijo de prostituta” al afirmar: Nosotros no somos hijos de prostituta. Es probable que cuando se redacta el evangelio de Juan una de las acusaciones judías contra el cristianismo fuera precisamente esta: la de presentar a Jesús como hijo de una prostituta llamada María y de un padre desconocido (¿el famoso legionario Pantera?). Jesús no entra en esta batalla. Más bien, desmonta los dos títulos (hijos de Abrahán e hijos de Dios) que los judíos exhiben como timbres de gloria, pero de los que no extraen sus verdaderas consecuencias. Jesús se lo dice abiertamente: Si fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. Y más adelante: Si Dios fuera vuestro padre me amaríais porque yo salí de Dios y aquí estoy.
Enredado en esta controversia está el asunto de la libertad. ¿Qué nos queda por decir sobre esta palabra talismán que prestigia cuanto toca? ¡Pues que estamos siempre pervirtiendo su sentido! El criterio de Jesús no deja lugar a dudas: Os aseguro que quien comete pecado es esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda para siempre. Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres. Confieso que me gusta más esta expresión que la que citamos más a menudo: La verdad os hará libres. Creo que ambas significan lo mismo, pero, fuera de su contexto joánico, la segunda frase se presta a muchas interpretaciones interesadas. Quien nos hace libres no es la verdad, entendida como valor abstracto, sino la verdad que es Jesús: Si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres. No puedo olvidar la célebre frase de Lutero “Domini sumus, ergo domini sumus”, que podríamos traducir libremente así: “Si somos del Señor, entonces somos realmente señores, libres”.

Lecturas - Santa Misa - Miércoles de la 5ª Semana de Cuaresma

Primera lectura

Lectura de la profecIa de Daniel (3,14-20.91-92.95):

EN aquellos días, el rey Nabucodonosor dijo:
«¿Es cierto, Sidrac, Misac y Abdénago, que no teméis a mis dioses ni adoráis la estatua de oro que he erigido? Mirad: si al oír tocar la trompa, la flauta, la cítara, el laúd, el arpa, la vihuela y todos los demás instrumentos, estáis dispuestos a postraros adorando la estatua que he hecho, hacedlo; pero, si no la adoráis, seréis arrojados inmediatamente al horno encendido, y ¿qué dios os librará de mis manos?».
Sidrac, Misac y Abdénago contestaron al rey Nabucodonosor:
«A eso no tenemos por qué responderte. Si nuestro Dios a quien veneramos puede librarnos del horno encendido, nos librará, oh rey, de tus manos. Y aunque no lo hiciera, que te conste, majestad, que no veneramos a tus dioses ni adoramos la estatua de oro que has erigido».
Entonces Nabucodonosor, furioso contra Sidrac, Misac y Abdénago, y con el rostro desencajado por la rabia, mandó encender el horno siete veces más fuerte que de costumbre, y ordenó a sus soldados más robustos que atasen a Sidrac, Misac y Abdénago y los echasen en el horno encendido.
Entonces el rey Nabucodonosor se alarmó, se levantó y preguntó, estupefacto, a sus consejeros:
«¿No eran tres los hombres que atamos y echamos al horno?».
Le respondieron:
«Así es, majestad».
Preguntó:
«Entonces, ¿cómo es que veo cuatro hombres, sin atar, paseando por el fuego sin sufrir daño alguno? Y el cuarto parece un ser divino».
Nabucodonosor, entonces, dijo:
«Bendito sea el Dios de Sidrac, Misac y Abdénago, que envió un ángel a salvar a sus siervos, que, confiando en él, desobedecieron el decreto real y entregaron sus cuerpos antes que venerar y adorar a otros dioses fuera del suyo».

Palabra de Dios

Salmo

Dn 3,52.53.54.55.56

R/.
 A ti gloria y alabanza por los siglos

V/. Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres.
Bendito tu nombre, santo y glorioso. R/.

V/. Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R/.

V/. Bendito eres sobre el trono de tu reino. R/.

V/. Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas
los abismos. R/.

V/. Bendito eres en la bóveda del cielo. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (8,31-42):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él:
«Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres».
Le replicaron:
«Somos linaje de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: “Seréis libres”?».
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda para siempre. Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres. Ya sé que sois linaje de Abrahán; sin embargo, tratáis de matarme, porque mi palabra no cala en vosotros. Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, pero vosotros hacéis lo que le habéis oído a vuestro padre».
Ellos replicaron:
«Nuestro padre es Abrahán».
Jesús les dijo:
«Si fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. Sin embargo, tratáis de matarme a mí, que os he hablado de la verdad que le escuché a Dios; y eso no lo hizo Abrahán. Vosotros hacéis lo que hace vuestro padre».
Le replicaron:
«Nosotros no somos hijos de prostitución; tenemos un solo padre: Dios».
Jesús les contestó:
«Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais, porque yo salí de Dios, y he venido. Pues no he venido por mi cuenta, sino que él me envió».

Palabra del Señor

Resistiré 2020 - Video Oficial