sábado, 10 de octubre de 2020

Hoja Parroquial - Domingo 28 T.O. Ciclo A


 

IGLESIA POR EL TRABAJO DECENTE

 

Por sexto año consecutivo, las organizaciones que integramos la Iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) reivindicamos y celebramos el 7 de octubre, la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, para hacer visible la precariedad que sufre el mundo del trabajo, aumentada por la situación de emergencia sanitaria provocada por la pandemia mundial de la COVID-19. La crisis de la pandemia ha puesto de relieve las debilidades estructurales del Estado de bienestar en España y la necesidad del trabajo decente para el desarrollo de una sociedad fraterna. Esta crisis nos ha enseñado que se puede consumir menos y mejor, que el servicio de aquellos oficios menos valorados, social y económicamente son los que sostienen la vida y el cuidado comunitario.

Ante esa situación, ITD invita a “movernos en comunidad, aunar esfuerzos, buscar apoyos y seguir reclamando un trabajo decente”. Urge, para ello, “a adoptar las medidas necesarias para conseguir que el trabajo decente sea una realidad accesible para todas las personas, con condiciones que permitan mantener una vida digna y que la protección social llegue a todas las personas que lo necesitan”. De forma concreta, ITD reivindica:

         Apostar por un nuevo sistema productivo, capaz de generar empleos con alto valor añadido y que ponga a la persona en el centro.

         Lograr el reconocimiento social y laboral de los empleos esenciales para la vida, con unas condiciones laborales dignas que permitan a las personas salir de la pobreza.

         Reconocer el derecho a la protección social sin que esté supeditado a la vida laboral.

         Garantizar que el ingreso mínimo vital sea una realidad para las personas que lo necesitan, dotando a las instituciones de los recursos necesarios para su gestión.

         Asegurar la percepción del subsidio extraordinario a las trabajadoras de hogar y que se reconozca su derecho a la prestación por desempleo al igual que para el resto de personas trabajadoras.

Por ello, “tenemos que valorar el trabajo humano en la medida que nos dignifica como hijas e hijos de Dios, corresponsables con el cuidado de la vida y la creación”.

Iglesia por el trabajo decente.



viernes, 2 de octubre de 2020

SAN MIGUEL ARCÁNGEL, PATRONO DE ÍSCAR - AÑO 2020

 Celebramos la Eucaristía en honor del arcángel San Miguel, no por ello ignoramos a San Rafael y a San Gabriel, memoria que también hoy se tiene en cuenta. Pero San Miguel por ser patrono de Íscar le destacamos entre los demás.

Realmente no sé cómo un pueblo elige el patronazgo de este o de aquel santo o santa, pero seguro que lo hace porque desea asumir aquellas características o cualidades que le llevó a ser santo.

Nuestra villa cuenta con esta espléndida iglesia de estilo románico segoviano, del siglo XI, la talla del Santo es del siglo XVIII. Podríamos decir que desde tiempo inmemorial Íscar se fija en San Miguel para ser como Jesús el Señor y le ruega su protección ante las asechanzas del mal.

San Miguel tiene una misión muy especial en la vida de la Iglesia y el mundo: ser protector del mal. No sé si han reparado en la imagen que tenemos del arcángel, pisando un monstruo, que podría ser el mismo diablo, aquel ser que pretende apartarnos del amor de Dios.

Este año vivimos en la fiesta en unas circunstancias muy especiales, las de la pandemia del coronavirus. Pero a lo largo de la historia de España, y por ende de este pueblo, no es la única, que nuestros paisanos hayan tenido que librar con la ayuda de San Miguel.

La viruela, el sarampión, la mal llamada fiebre española, la peste negra, el VIH, la plaga de Justinia, el tifus, el cólera, el ébola (más extendida en África), son solo algunas de las enfermedades mortales que nos han podido azotar. Situaciones por las que tuvieron que luchar en España o en el mundo, con la ayuda de Dios y del ángel San Miguel, cuyo nombre en hebreo significa “¿Quién como Dios?” y cuyas abreviaturas latinas están grabadas en su escudo protector: “Quis ut Deus?”.

A esta lista de males, también podríamos añadir: la indiferencia de un mundo que mira su propio ombligo, que se muestra pasivo ante muchas situaciones penosas, y en el que los pequeños gestos de solidaridad, se ven como simples brotes verdes. Rogamos al Señor para que esos brotes puedan ver cumplido su cometido en la vida: germinar y crecer, que no sean solo gestos de buena voluntad, sino compromiso de la sociedad.

Necesitamos seguir caminando de la mano, en un tiempo en el que “chocar codos” es el saludo propio, pero en el que los codazos, rencillas, zancadillas y zascas están a la orden del día. Muchas veces amparados por las redes sociales, por medio de las cuales nos volvemos muy locuaces.

Decimos “con la ayuda de todos, saldremos”; yo, también, añado “con la ayuda de Dios”, y también “con el paso de las palabras a los hechos”.

San Miguel nos ayude en el combate contra el mal de la soberbia, la envidia, la vana gloria; muchas veces impedimento para acercarnos al otro, al prójimo, especialmente cuando es distinto, piensa distinto.

Hoy como pueblo renovamos nuestro voto, nuestro deseo, a San Miguel como patrono. No podemos ser el eslabón débil de una gran cadena que lleva siglos. Tampoco olvidemos que la misión de este arcángel es librarnos del mal para acercarnos al Bien, Dios, y para ello habrá que quitar maleza, preparar nuestra pobre tierra para que la semilla que Dios nos siembra, produzca en nosotros su justo fruto. Así sea. ¡¡¡VIVA SAN MIGUEL!!!