jueves, 30 de mayo de 2019

OFRENDA FLORAL A LA VIRGEN DE LOS MÁRTIRES

Hoy, día 30 de mayo, a las 19,30h tendrá luz la OFRENDA FLORAL a la Virgen Santa María de los Mártires. Están invitados todos los fieles a llevar a Nuestra Señora, en el penúltimo día del Mes de Mayo, una flor. Con la flor va una oración, una acción de gracias, una intención, una petición de perdón, un deseo, etc. María, puente y camino, ofrece tan buenos deseos para que el Señor acoja con Amor nuestras súplicas.


En la tarde de ayer los niños de catequesis de nuestra parroquia estuvieron haciendo unos talleres en los que prepararon flores, hechas por ellos mismos, para entregar hoy a la Madre de Dios. Guiados por el buen hacer de sus catequistas pasaron un rato muy agradable, volviéndose a ver todos juntos, después del intermedio de las Primeras Comuniones. Hoy presentarán dichas flores, junto a sus oraciones en la iglesia parroquial de Santa María de los Mártires.

lunes, 27 de mayo de 2019

ROSARIO RETRANSMITIDO POR RADIO MARÍA - HOY - 27 DE MAYO A LAS 19,00H - CON LAS VOCES DE LOS NIÑOS DE CATEQUESIS


Los voluntarios de Nuestra Señora de San Lorenzo de Valladolid, les invitamos a rezar el Santo Rosario junto con un grupo de niños de catequesis de la parroquia de Íscar, Valladolid. Esta tarde, lunes 27 de mayo,  a partir de las 19 horas desde la iglesia de San Miguel, estáis todos invitados Radio María España; Iglesia en Valladolid.

miércoles, 15 de mayo de 2019

SAN ISIDRO LABRADOR


En plena Pascua, donde se nos empuja a dar testimonio alegre y sin tregua, de la Resurrección del Señor Jesús, la fiesta de San Isidro llama a nuestra puerta. Los hombres y mujeres del campo, y los creyentes también, nos detenemos en este miércoles ante la vida sencilla, pero grande a la vez, de un hombre que no tuvo más grandeza que el vivir para Dios y, ver a Dios, en aquello que hacía, sentía, oraba o trabajaba. La fe, como motor, fortalecía su interior y movía el exterior de su persona. Nunca, tan buen arado, encontró tan buenas manos: Isidro y Dios. Dios, a San Isidro, le miraba con especial atención porque, Isidro, miraba con singular locura a su Dios.
En unos tiempos, muy distintos a los actuales, San Isidro Labrador dio ejemplo de su fe inquebrantable. Vivía con intensidad, con interioridad la presencia del Señor, de tal forma, que –todo lo demás- lo dejaba en sus manos. Con claridad y con transparencia, sin arrogancia ni orgullo alguno, se fio del testimonio de los apóstoles sobre la Resurrección de Jesús. San Isidro Labrador no puede quedar reducido a una estampa tierna e infantil, a una especie de leyenda que todos admiramos, que nos causa simpatía y gracia, pero que no valoramos (los bueyes arando conducidos por la mano del ángel). Todos los días, mientras dormimos, descansamos, discutimos o sudamos por un trabajo digno, Dios, sigue haciendo de las suyas, sigue llamándonos al afecto por Jesucristo, a la adhesión de su Persona, labrándonos y cuidándonos muchas parcelas (familia, trabajo, salud, proyectos, los vecinos, etc.,…) sin que nosotros nos demos cuenta. Solo la fe es capaz de intuir la presencia de esa mano invisible y extraordinariamente paternal cuando surgen: gozos y penas, alegrías y sufrimientos, duda y fe, esperanza y desasosiego.
 Queridos hermanos, no podemos reducir, la fiesta de San Isidro Labrador, a un mero fenómeno cultural, festivo o tradicional de cada 15 M. Sería, entre otras cosas, traicionar el espíritu y la identidad del auténtico alma de este santo: que se movió por Dios, vivió desde Dios y dio testimonio –real y pacífico- de Jesús Resucitado. Frente al intento del descafeinamiento espiritual que nos invade, San Isidro nos invita a poner azúcar, y de la buena, de las mejores remolachas que surgen de esta buena tierra; que lo hagamos en toda circunstancia, problemática, logros, éxitos o fracasos.

Frente al intento de, apartar a Dios de todo escenario público, San Isidro nos alienta en el sentido de proponer sin desmayo y con terquedad, la novedad de un Jesús que humaniza y que pone horizontes (no trabas) a una sociedad tan resquebrajada por tantas y tantas cosas.
Frente al individualismo, San Isidro, nos da la lección suprema del amor de Dios: ver a Dios en los demás, es la mejor forma de ararse y asegurarse un trozo de tierra en la eternidad.
En este Año de la Fe, San Isidro, nos incita a proclamar, profesar y edificar nuestra vida en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
La festividad de San Isidro, para hombres del campo o no, es una llamada a recuperar la savia de esa Vid –de buena denominación, marca INRI- de la que nos habla tantas veces el Evangelio. Solo, con esa fuerza, nos sentiremos capaces de ir contracorriente, de conquistar terreno para Dios, de llevar almas tibias al encuentro personal con Jesucristo.
El folklore, y todas sus expresiones, serán válidos en la medida que estén sostenidos en un contenido evangélico y evangelizador. A los santos, y –por supuesto- también a San Isidro, se le honra no de palabra, y sí promoviendo, conociendo, acercándonos e imitando –en el día a día- lo que fue decisivo en ellos: la fidelidad a Dios, a su Palabra, amor a la Iglesia y el estilo propio del Resucitado.
San Isidro nos invita a ser esos sarmientos, que unidos a Jesús, den el fruto (no que el mundo apetece) sino que la vida cristiana nos exige y que Pentecostés –ya próximo- nos regala.
San Isidro, en este día de su fiesta, nos invita a ser sembradores de la verdad: cosecharemos justicia, si ponemos verdad con nuestras manos; cosecharemos alegría, si proponemos armonía allá donde estamos; cosecharemos esperanza, si pregonamos optimismo cristiano; cosecharemos amor, si llevamos amor en el morral de nuestra vida; cosecharemos el cielo, si ponemos a Dios, en todas circunstancias de nuestra vida.
El peor homenaje a San Isidro, es ofrecerle unas espigas de la cercana cosecha, entonarle unos cánticos, sacarle en procesión y luego… vivir de espaldas a lo que fue el auténtico tesoro y oro de su vida: Jesús de Nazaret.
Él tuvo las cosas claras: Dios era su motor y, por Él y en Él, puso sus afanes –y también su grano en la tierra como buen trabajador- sin otro afán que vivir con dignidad y esperar para alcanzar la eternidad que Dios regala a los que permanecen fieles a Jesús, muerto y resucitado.

lunes, 13 de mayo de 2019

Homilía del P. Juan Carlos en la Solemnidad de Santa María Virgen de los Mártires de Íscar

Es una imagen muy bella la que tengo delante de mis ojos, los jóvenes de una generación de este pueblo, los quintos, estáis aquí –básicamente- para cumplir con una tradición que, si no sobrepasa los cien años, anda cerca.
            Y, ¿por qué merece la pena seguir la tradición? Pues porque los que os preceden os lo “exigen” moralmente: seguir con las costumbres que después de tantas generaciones se viene haciendo en este día. Ellos os pasan el relevo, como habréis de hacer también vosotros cuando llegue el momento. Hoy sois vosotros los protagonistas, pero en la rampa de salida ya están los cuartos con la instalación del pimpollo en el castillo de Íscar, pero también ayer, día de la víspera de esta solemnidad, los quintos de hace 25 y 50 años, también en este mismo lugar, la iglesia, se reunían para venerar y festejar a Santa María de los Mártires. Pero no solo eso, sino que esta fecha, algo más que un número en el calendario, provoca el encuentro de generaciones.
            Queridos amigos: esto es bueno, que digo, es muy bueno, y eso Dios lo bendice, sonríe y se alegra de esta tradición. Quizá porque sea así, porque Dios se alegra, sea el hecho de que aún hoy se siga haciendo con esta ilusión de portar el pañuelo bordado de flores propias de la primavera y de la Pascua para venir a la iglesia a honrar a nuestra patrona la Virgen de los Mártires. La advocación de la Virgen que acoge a todos aquellos a los que se les quitó la vida por la defensa valiente de la fe.
            En un tiempo en el que parece que seguir la tradición puede ser sinónimo de rancio, se levanta este día sobre manera para dar testimonio de que, en la raíz cultural de nuestro pueblo, está la fe, y eso se transmite de generación en generación. Y queridos hermanos, la fe es capaz de ir de la mano de tradiciones paganas, o, mejor dicho, de la propia vida, porque Dios no es tímido, no se repliega en su sola iglesia, sino que, por medio de nosotros, puede hacerse presente allí donde no se le reconoce o se le olvida o ni tan siquiera se le espera.
            Hoy, también, es la fiesta de nuestra parroquia, y también de la titular de esta iglesia, es el momento de agradecerle a la Virgen lo que es nuestro caminar, a veces dando zancadas y a veces a paso muy corto, pero siguiendo la estela de la Madre que nos guía por el camino del Señor. El Papa Francisco nos anima a que seamos una Iglesia “en salida”, es una llamada a todos nosotros, a dar testimonio de la fe en nuestros ambientes, especialmente fuera de las cuatro paredes de un templo. Pero, antes, tendremos que acudir al templo para escuchar la Palabra, recibir el avituallamiento, sentirse en casa, y cargarse del Amor que solo Dios puede dar para que nosotros lo compartamos con los demás. Ayer, precisamente, celebrábamos el Domingo del Buen Pastor, y el Papa nos ruega a los sacerdotes que olamos a oveja, que estemos entre el rebaño, con la gente. Hermanos alegrémonos todos porque el Señor resucitó y vayamos a decirlo con nuestras palabras y obras.
            No quisiera terminar esta homilía sin hacer una mención muy particular a los dos quintos que fallecieron hace unos años, Luis y Raúl. Ellos están entre nosotros, también, hoy. Así vosotros lo habéis recogido en vuestras muestras de cariño el viernes pasado, y siempre, porque, aunque “algo se pierde en el alma cuando un amigo se va”, ellos están, no han muerto, viven entre nosotros y se alegran de vuestra presencia aquí hoy. Nuestra oración por ellos, por sus familias, es una manera –también- de honrarles y felicitarles. Cada vez que hemos celebrado por ellos la Eucaristía y os habéis hecho presente, las familias os lo agradecen, también la parroquia, por el testimonio franco y transparente de la amistad.
            Feliz día de la Virgen, que paséis un buen día en familia.
            ¡Viva Santa María de los Mártires!

viernes, 3 de mayo de 2019

MES DE MAYO

Nuestra parroquia comenzó el mes de mayo con una excursión familiar al Santuario de la Virgen del Henar. Es esta advocación de la Virgen muy venerada por los pueblos de la Tierra de Pinares.

El día 1 de mayo comenzó con la celebración de la Eucaristía, después la comida y la sobremesa. En la Misa tuvimos un especial recuerdo para San José Obrero, pues es el día que se celebra, recordando que en nuestra villa de Íscar son muchos los que se dedican a esta profesión, similar a la del patriarca y así también honran con el trabajo de sus manos la obra de la creación.

Pudimos también compartir el día con una excursión de las parroquias del arciprestazgo de La Granja, de la diócesis de Segovia, que ofrecían actividades a favor de proyectos de Manos Unidas.

Así comenzamos el mes de mayo, poniendo ante la mirada de la Virgen María todos los proyectos y deseos que tenemos. Agradeciéndole su amor por nosotros, sus hijos. 

Durante el mes de mayo en la Eucaristía ofreceremos a Nuestra Señora una flor con nunca se estropeará, nuestra oración, nuestra acción de gracias, nuestras ofrendas, etc.