lunes, 4 de abril de 2022

Homilía P. Juan Carlos en la Misa de la Virgen del Henar - Domingo 5º de Cuaresma - Ciclo C

 


El frío no puede con la devoción de este pueblo y de sus gentes a la Virgen del Henar. Lo acredita la imagen de esta plaza pública llena de fieles para honrar a la Madre como se merece. Virgen del Henar, patrona de los resineros españoles. Como ya ha dicho el señor alcalde, sois muy bienvenida a esta villa que, aunque no pertenece a la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar, os acogemos con devoción, como hace cincuenta años de vuestra coronación canónica, y entonces ya algunos iscarienses se acercaron a Puente Blanca para ver pasar vuestra imagen y rendiros el homenaje que siempre os mereceréis. Antes de la pandemia esta parroquia fue a su Santuario para presentar a los niños de Primera Comunión, así como para recibir su Gracia y Bendición. 

Muchas tardes de Domingo fieles de esta parroquia se acercan a vuestro Santuario para presentaros su acción de gracias, sus ofrendas, sus anhelos y deseos, para celebrar la Eucaristía y hasta para recibir confesión. Es la Virgen del Henar, junto con nuestra patrona la Virgen de los Mártires, la Madre de Dios y nuestra Madre, a ella acudimos con ternura de hijos, para ser cada día más hermanos, más humanos. 

Agradecidos de que estéis aquí y de que nos presentéis a vuestro Hijo Jesús. Esta bella imagen, réplica de la románica del siglo XII nos presenta a María teniendo entre sus piernas a Jesús, Hijo de Dios. Agarrándolo con sus dulces manos nos lo presenta, pues Ella es para Él, y nunca busca mayor interés. El Niño sedente, como la Madre, nos derrama su bendición. Bendición que este pueblo acoge con cariño y gratitud. 

Agradecidos al P. Carlos, rector del Santuario del Henar. Gracias porque siempre nos lo ha puesto fácil y hemos contado con su ánimo. Este sacerdote, que, aunque perteneciendo a la archidiócesis de Toledo, es natural de Cuéllar, y ya de más joven interpretaba con la caja y su padre con la dulzaina la jota de Íscar. También agradecidos al arciprestazgo de Cuéllar, así como al párroco, P. Edilberto, de la villa vecina de Villaverde de Íscar, que con su mediación han permitido que la Virgen de Henar pueda estar hoy aquí, acompañándonos en la celebración de la Eucaristía de este 5º Domingo de la Cuaresma. 

Cuaresma tiempo en el que, de la mano de María, Virgen de la Soledad, y de su Hijo, Jesús el Nazareno, subimos hacia la cumbre pascual por una escalera cuyos escalones nos ha ofrecido la Palabra de Dios, domingo a domingo. Ya a estas alturas, podemos ir cansados, necesitamos el alivio del peso de nuestro equipaje, como es el peso de la culpa, necesitamos liberarnos de todo aquello que no es necesario, que nos hace mal, y que hace mal a los demás, y quedarnos con los substancial: el Amor a Dios y al Prójimo. Lo demás, como nos ha dicho San Pablo en la segunda lectura: “estimarlo basura, comparado con el amor a Cristo”. Pues en ocasiones damos muchas vueltas y mucha importancia a todo aquello que no lo tiene, como es el vivir lo que va sucediendo desde nosotros y no desde el Corazón de Jesús, que alivia, que antepone la voluntad de los demás a la nuestra propia, cuando esta solo mira nuestro bien y no el de los demás. Aquí tenemos el claro ejemplo de María, Ella es camino y puente para acercarnos a Jesús, en ningún momento desea Ella ser más estimada que el Mismo Señor. 

El protagonismo de la Virgen del Henar entre nosotros, es desde nosotros, vuelvo a decir, porque la Madre del Redentor siempre buscar el bien de Dios y el de sus hijos, nosotros mismos. Por ello, tomemos nota del Evangelio que acabamos de escuchar. 

Hemos podido ver un cuadro, una escena, un fotograma, que desea ser un espejo de nosotros mismos, en el que se encuentran: personas que se creen intérpretes de la ley de Dios, se creen mejores, poseedores de la verdad, intransigentes, con el respaldo de una mal entendida religión o una religión cogida con pinzas, llena de superficialidad, que tiene más que ver con el mero cumplimiento y muy poco con el único deseo que procede de Dios: el Amor. En esa escena también hay una mujer, débil, pecadora, y está Jesús, el mejor intérprete -como no podría ser de otra forma- de su propia Palabra. Unos chincan, otro calla y otra padece. Y, ¿nosotros? En este espejo del que les hablaba, el de la misma vida, ¿con cuál de estos personajes nos identificamos? 

Al final del relato que acabamos de proclamar y escuchar, se quedan: el Sin pecado y la mujer pecadora. Cristo único capaz de darnos lo mejor de sí: su perdón, su abrazo, nosotros el que lo podamos acoger. 

El Evangelio de cada día es propuesta no solo para los cristianos sino para cualquier ser humano, en él encontramos la Buena Noticia de Dios para los hombres y mujeres también de hoy. Tú que has escuchado con atención este mensaje, ¿cómo te quedas? Penetra las divinas palabras que has escuchado y déjate llevar por la fuerza de Dios que necesita de ti y de mi para que este mundo, parezca el Reino de Dios. 

Que María, Virgen del Henar, nos ayude a soplar las cenizas que cubren las ascuas de nuestra vida para poder avivar el fuego que da calor, ilusión, vigor; que despierten la vida como aletargada y podamos ponernos al servicio de Dios y de los demás. Así sea.

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