viernes, 13 de noviembre de 2020

IV JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES: TIENDE TU MANO AL POBRE

 

“Tiende tu mano al pobre” (cf. Si 7,32). La antigua sabiduría ha formulado estas palabras como un código sagrado a seguir en la vida. Hoy resuenan con todo su significado para ayudarnos también a nosotros a poner nuestra mirada en lo esencial y a superar las barreras de la indiferencia. La pobreza siempre asume rostros diferentes, que requieren una atención especial en cada situación particular; en cada una de ellas podemos encontrar a Jesús, el Señor, que nos reveló estar presente en sus hermanos más débiles (cf. Mt 25,40).

Así comienza el Papa Francisco su mensaje en la IV Jornada Mundial de los Pobres. Debemos tener en cuenta que este es un tiempo favorable para “volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo”.

Es en la debilidad y en la fragilidad donde nos sentimos hermanas y hermanos. Los seres humanos, ante la adversidad y el dolor de otras personas, somos capaces de reaccionar por encima de nuestras ideas y costumbres, dejando brotar la solidaridad natural que habita en cada uno de nosotros. También convive, en ese mismo lugar de nuestro interior, el egoísmo, el juicio y la condena, pero la ternura y la compasión ocupan más espacio en nosotros de lo que nos atrevemos a mostrar.

Este momento histórico excepcional que estamos viviendo no es algo fortuito ni debe llevarnos de forma crispada a buscar culpables. ¿No podríamos escuchar las señales que devienen de esta pandemia y reaprender a vivir en armonía con la Creación? ¿No podríamos recuperar la común-unión desde esta fragilidad compartida para responsabilizarnos y cuidarnos unos a otros y juntos al planeta?

Abramos los ojos, miremos más allá de las mascarillas, para ver y escuchar, para acoger tantas circunstancias de tantas personas que viven, en pobreza, olvido, abandono… y las llevamos al corazón.


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