viernes, 27 de marzo de 2020

Comentario al Evangelio de hoy

José Luis Latorre, cmf
Queridos amigos.
¿Realmente conocemos a Jesús? Sus contemporáneos pensaban que lo conocían porque sabían de qué pueblo provenía, cuál era su familia, lo que hacía y decía. Hoy también a través de la ciencia histórica podemos conocer bastante de aquel profeta de Nazaret. ¿Pero es suficiente la ciencia para conocer verdaderamente a Jesús, el profundo misterio de su persona? Necesitamos ir más allá de una primera mirada y de nuestros esquemas mentales. Necesitamos que los ojos de la fe nos lo descubran.
San Pablo VI el 29 de noviembre de 1970 nos hizo esta confesión de quién era Jesucristo para él: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo. Tú eres el revelador de Dios invisible, el primogénito de toda criatura, el fundamento de todo. Tú eres el Maestro de la humanidad. Tú eres el Redentor: naciste, moriste y resucitaste por nosotros. Tú eres el centro de la historia y del mundo. Tú eres quien nos conoce y nos ama. Tú eres el compañero y amigo de nuestra vida. Tú eres el hombre del dolor y de la esperanza. Tú eres aquel que debe venir y que un día será nuestro juez y, así esperamos, nuestra felicidad. Nunca acabaría de hablar de ti. Tú eres luz y verdad, más aún tú eres “el camino, la verdad y la vida”…
Tú eres el principio y el fin: el alfa y la omega. Tú eres el rey del nuevo mundo. Tú eres el secreto de la historia. Tú eres la clave de nuestro destino. Tú eres el mediador; el puente entre la tierra y el cielo. Tú eres por antonomasia el Hijo del hombre, porque eres el Hijo de Dios, eterno, infinito.
Tú eres nuestro Salvador. Tú eres nuestro mayor bienhechor. Tú eres nuestro libertador. Tú eres necesario para que seamos dignos y auténticos en el orden temporal y hombres salvados y elevados al orden sobrenatural”.
Amigo lector: Si hoy Jesús te preguntase: ¿y tú qué dices de Mí? ¿Qué responderías? ¿Te animarías a decir públicamente quién es Jesús y qué supone en tu vida práctica esa confesión de Jesús? Puede ocurrir que hayas leído muchos libros y hayas escuchado muchas charlas, y Jesús sea todavía un desconocido para ti. A Jesús se le va conociendo cuando uno entra en contacto con Él en la oración, en la vivencia de los sacramentos y en la meditación y contemplación de su Palabra. Es ahí donde Jesús se te revela quién es de verdad.
Conocer a Jesús implica seguirlo, y vivir como Él vivió. No podemos decir unas cosas de Jesús y luego hacer otras. Tenemos que ser coherentes y ser capaces de tomar decisiones radicales si es preciso en circunstancias normales y especiales. Un cristiano hoy puede experimentar lo que dice la 1ª lectura: “acechemos al justo (pues) es un reproche contra nuestros criterios, su sola presencia nos resulta insoportable… lo condenaremos a muerte ignominiosa”, es decir sentirnos despreciados, marginados y criticados. Si esto nos ocurre, ¿cómo reaccionamos y actuamos? No nos olvidemos: seguimos a un crucificado que resucitó.
José Luis Latorre
Misionero Claretiano

No hay comentarios:

Publicar un comentario