miércoles, 25 de diciembre de 2019

FELIZ NAVIDAD 2019

Con las palabras que siguen deseo felicitaros sinceramente las Pascuas, la Santa Navidad.

Primero me gustaría que cayéramos en la cuenta, que para llegar hasta aquí, hermanos, no hemos improvisado ningún Nacimiento; nos hemos estado preparando durante cuatro semanas, domingo a domingo, día a día, para llegar a este día, para presenciar tan bello alumbramiento. Por eso, como lo que se hace esperar con deseo, suscita en nosotros un gran gozo, una gran emoción difícil de olvidar. Esta es la experiencia de la Navidad cada año; volver a recordar que Jesús, Dios hecho hombre, ha nacido para ti y para mí. 

Después de rezar y cantar rezando, durante el tiempo del Adviento, "Ven, ven Señor no tardes", definitivamente Dios ha venido y ha venido para quedarse. Y lo ha he hecho con unas características muy particulares, que le describen como el Dios que desea ser y cómo tal se nos presenta a nosotros. 

Sin querer caer en el tópico de siempre, y es que mirando el Belén, en cualquiera de esos belenes que he visitado en vuestras casas durante los últimos días, y que habéis montado con tanta ilusión, siendo correa de transmisión de la fe para los más pequeños de la casa, Dios ha deseado nacer de una forma muy particular.

Contemplemos el Misterio: ¡qué compañía! Una mula y un buey que le dan calor, un pesebre donde recostarse, los que somos de pueblo entendemos muy bien, que es paja no es un colchón, reconocer el olor de aquel lugar, el aire que se colaría junto al frío, fíjense de los días que han acaecido, y nosotros bajo la seguridad de nuestras casas. Fijémonos de los padres: María y José, elegidos para este gran acontecimiento que marcará un antes y un después en la Historia de la Salvación.

Y en esa escena, resalta la ternura de un Dios que se deja arrullar, unas veces por María, otras por José, otras por ti y por mí. Un Dios que nos muestra el camino de vuelta a casa. ¡FELIZ NAVIDAD!

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