domingo, 17 de marzo de 2019

SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA. LA TRANSFIGURACIÓN.

Jesús iba camino de Jerusalén y tenía miedo. Pero, al sentir lo que sintieron, se estaba tan bien allí que Pedro se olvidó de todo, y quería instalarse allí definitivamente. Era un sueño… y Jesús les despertó a todos: había que seguir caminando hacia la Pascua. También nosotros podemos olvidarnos del camino y empezar a “mariposear” entretenidos en otras cosas.

¿Qué significa esta señal?
¿Qué cosas pueden distraernos del camino que estamos haciendo esta Cuaresma?
Las distracciones de todo tipo (el abuso de la tele, de los videojuegos…) me pueden hacer parar en este camino de la Cuaresma. Un cierto “ayuno” es necesario. Y podemos estar “soñando” más en las próximas vacaciones que en lo que llevamos entre manos (limosna). O conformarme con lo que soy y lo que hago… como San Pedro… (oración).
Ante esta situación, hay que buscar las señales que me van a ayudar a continuar avanzando. Está bien descansar, pero siempre con el ánimo de seguir adelante. ¿Qué puede significar esta otra señal?

En este camino de Cuaresma, si estamos desorientados, tenemos que integrarnos de nuevo en él (ayuno) y caminar junto con los demás: nadie mejor que nadie (limosna). Al hacerlo, vamos por el camino que Dios quiere que vayamos. Tenemos que rezar en casa en algún momento, y también nosotros solos (oración).

COMPROMISO DE LA SEMANA
AYUNAR UN POCO DE TELEVISIÓN Y DE JUEGO PARA NO DISTRAERME DE LOS ESTUDIOS Y HABLAR MÁS EN CASA CON MIS PADRES Y HERMANOS (AYUNO).
HACER ALGÚN GESTO DE COMPAÑERISMO EN EL COLEGIO (LIMOSNA).
UN RATITO DE ORACIÓN TODOS LOS DÍAS AL ACOSTARME (ORACIÓN

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