
Preciosa Eucaristía motivada por el deseo de mirar a los pobres y dejarse mirar por Cristo que se ha hecho pobre para enriquecernos con su salvación.
Las siluetas que aparecen entre los bancos son esos pobres que tratamos cada día con ellos, son nuestros prójimos, están junto a nosotros y casi no nos damos cuenta. Quisimos traerlos con nuestra oración a nuestra celebración, son de los nuestros, todos somos hijos De Dios. “Este pobre grito y el Señor lo escucho”.
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