sábado, 29 de septiembre de 2018

Homilía del P. Juan Carlos - Solemnidad de San Miguel


Estamos celebrando la fiesta de San Miguel que identifica a nuestro pueblo, que lo tiene como su patrono y protector.
La devoción y la invocación a San Miguel arcángel forma parte de la historia de Íscar. Participamos en esta celebración de él, para invocar su protección y su intercesión, también para que por medio de esta intercesión seamos más cercanos a Jesús el Señor, con mayor confianza y con mayor lucidez.
Una vez más nuestra villa se ofrece como localidad abierta y hospitalaria al ciudadano, al que viene y al que va. Se dejan las obligaciones más pequeñas de un lado para celebrar, con sana alegría, las maravillas de la vida y de la convivencia.
La celebración de la Eucaristía en este día evoca la causa y el principio de todas las demás actividades que se proponen. Todo el frondoso y variado ramaje de esta fiesta en septiembre nace de este tronco central que es la memoria y el recuerdo de este santo mensajero, raíz de nuestra tradición cristiana. San Miguel, arcángel, mensajero de la Buena Noticia, protector nuestro, garante de la fe, y defensor –sobre todo- de moribundos: acompañando y protegiendo, tendiendo la mano divina. Ejemplo de fortaleza y de fidelidad al Señor.
 Hoy es un día para agradecer a Dios, por medio de San Miguel, los bienes recibidos. Así, por ejemplo, hemos recibido de la fe cristiana bienes culturales y sociales tan importantes como el respeto a la dignidad de la persona humana, la noción de la igualdad entre el hombre y la mujer, la célula familiar; que ha sido y sigue siendo el eje de nuestra cultura y de nuestra vida social y personal, el valor de la autoridad como el servicio a un pueblo libre, el reconocimiento de la justicia y de la misericordia como normas supremas de convivencia.
Reafirmemos el valor inigualable de este patrimonio sobre el cual se ha ido edificando nuestra historia y nuestra riqueza espiritual y cultural. Este es el momento de disponernos espiritualmente para conservar, con fidelidad y buen criterio, este capital espiritual en unas nuevas circunstancias con las adaptaciones externas que sean precisas, pero manteniendo celosamente la sustancia de nuestra fe y de los valores culturales que de ella hemos recibido a lo largo de los siglos.
Que San Miguel para todos nosotros sea modelo de ser creyente, de ser más humanos. Él que venció a las fuerzas del mal, nos ayude a liberarnos de toda tentación de individualismo, de cerrazón, de no abrirse al hermano que está a mi lado. Que el arcángel nos sugiera los caminos más idóneos para crear lazos. Que la pluralidad sea ya una riqueza entre nosotros, donde nos vivamos más desde lo que somos que desde lo que tenemos. Que nos demos desinteresadamente y nos ofrezcamos al servicio a los demás, tal y como hizo Jesús, el Señor, hasta la muerte. Que fue allí, en la cruz, donde despojándose de todo, se despojó de la toalla del servicio.
Y se lo pedimos al Señor, por medio de Santa María de los Mártires, con quien comparte San Miguel patronazgo, que ella sea puerta y puente para encontrarnos con Dios y los demás.
Os deseo a todos, una feliz fiesta de San Miguel, celebrándola como familia y como paisanos.

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