El pasado miércoles de ceniza comenzamos el tiempo cuaresmal y desde aquel día hasta hoy recorrimos un camino de cuarenta días que nos ha conducido hacia la cumbre pascual. Una cuaresma vivida con la seguridad de percibir luz al final. 
En nuestra parroquia durante todo este tiempo hemos cuidado la vida interior. Cada semana hemos podido escuchar una charla cuaresmal que suscitara en nosotros un examen de conciencia, que provocara un cambio de vida; la llamada a la conversión. Así como cada viernes hemos realizado el ejercicio del Viacrucis. Además de la Eucaristía diaria y la celebración del sacramento de la reconciliación. Días cuidados con mimo, porque el Señor nos guarda "como a las niñas de sus ojos". El pueblo de Dios ha ido participando en cada una de estas actividades con muy buena disponibilidad. Así hemos podido entrar en la Semana Santa con ánimo y liberalidad.
El Domingo de Ramos, participamos de un agradable día, contamos con Fermina, la burrita que portó en sus lomos a Daniel, haciendo las veces de Jesús en la subida hacia Jerusalén. Un día memorable que nos empistaba hacia la Semana Santa.
El Lunes Santo será recordado por su bella procesión del Cristo del Humilladero, del silencio. Multitud de personas recorrían las calles de Íscar y se acercaban a la pequeña y bella ermita para aguardar la salida de su Cristo y poderle acompañar hasta la iglesia de San Miguel.
Martes Santo, nada en particular. Día para celebrar la Eucaristía con paz.
El Miércoles Santo celebramos el ejercicio del Viacrucis desde la iglesia de San Miguel hasta la plaza Mayor de nuestro pueblo. La participación de los jóvenes de confirmación y otros, embelleció la celebración. Siempre la presencia de los jóvenes nos recuerda la esperanza de la Iglesia.
Jueves Santo día precioso para expresar el amor fraterno y la caridad. Un día precioso para dar testimonio del sacerdocio y la vivencia de la Eucaristía. Experiencia del lavatorio de pies y la Hora Santa para estar en intimidad con el Señor. Por la mañana los niños pudieron disfrutar de unos talleres en los que se les presentó lo que iba a ocurrir durante los días santos.
Viernes Santo, oficios de La Pasión del Señor. Tristeza por la ausencia de Dios y, también, por el mal tiempo que impidió que saliera la Procesión General. Escuchamos la exposición de las Siete Palabras del Señor en la cruz.
El Sábado Santo día de preparativos para la Vigilia Pascual y la celebración de la Resurrección del Señor. Así el Domingo del Resurrección vivimos el encuentro de María con su Hijo, Jesús. A continuación la Eucaristía.
La parroquia agradece a todas las personas que han colaborado de tantas maneras para que todos nosotros viviéramos momentos muy íntimos, sensibles, para con Jesús el Señor.
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