Los catequistas de nuestra parroquia han organizado durante esta semana diversos encuentros catequéticos entre padres e hijos. Desde la parroquia agradecemos esta iniciativa tan importante, así como la disposición de los papás para poder participar. Recordemos que son los padres los principales educadores de sus hijos, también educadores en la fe, sus primeros catequistas.
Para que la iniciación cristiana en las primeras edades de la vida sea una realidad en
nuestra Iglesia es necesario, entre otras cosas, afrontar en profundización la evangelización
misionera de la familia. “Hay que ayudar a que la comunidad familiar cristiana se renueva
con la novedad del Evangelio y se convierte más y más a ese evangelio”. Las
transformaciones sociales, laborales y religiosas que se están dando en la familia reclaman
unos nuevos planteamientos pastorales que inciden positivamente en el seno familiar,
donde los niños y jóvenes perciben de forma natural la presencia o ausencia de la fe y vida
cristianas. En esta tarea han de trabajar conjuntamente en el nivel diocesano distintas
instancias eclesiales, pero de manera especial la pastoral familiar, la pastoral educativa y la
catequesis.
Corresponde a la familia cristiana hacer el primer anuncio de la fe, que garantiza el
despertar religioso. Este es competencia prioritaria de los padres, y sólo de manera
subsidaria puede hacerlo la comunidad parroquial o educativa. “La parroquia proseguirá,
completará y perfeccionará la obra de las familias y ayudará a éstas a que puedan cumplir
adecuadamente y cada día mejor con la tarea que le es propia”. Este primer anuncio puede
simultanearse con la reiniciación cristiana de los padres, una vez que hayan manifestado su
interés por la fe y la vida cristiana.
Los padres que aceptan que sus hijos participan en el proceso iniciático y están
necesitados de la orientación y formación necesaria para acompañar a sus hijos deben
prepararse convenientemente. “Nunca se esforzarán bastante los padres cristianos por
prepararse a este ministerio de catequistas de sus propios hijos y por ejercerlo con celo
infatigable”. Por tanto, desde la pastoral y desde la catequesis, se debe estudiar qué ofertas
se hacen a estos padres, a estas familias, para que sean verdaderas mediaciones
experienciales, capaces de secundar el crecimiento y la maduración de sus hijos y propiciar
la incorporación plena de sus miembros en la comunidad eclesial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario