sábado, 29 de junio de 2024

SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO


 

COMIC - EVANGELIO DOMINGO 13 T.O. CICLO B


 

FALLECIMIENTOS

 


Hemos nacido para morir”, una frase que suele estar muy presente en nosotros, cuando aceptamos la muerte con resignación. En nuestros pueblos, la despedida de un miembro de nuestra comunidad suele ser algo muy común, incluso diría, que en ocasiones: muy habitual.

            Quizá en la ciudad no ocurre tanto, pero en los pueblos aún los funerales son corpore insepulto, es decir, cuando en la celebración exequial el cadáver está presente físicamente. Muchas veces las personas mueren sin avisar y, perdónenme la expresión, nos “desencajan” la agenda pastoral. En invierno se hace de noche enseguida, la primavera y el verano dan más tregua, para el enterramiento. Bien sabemos que enterrar una persona es una obra de misericordia, y orar por vivos y difuntos, otra. Y la muerte no sabe de liturgia y llega cuando llega, por ello también los curas especialmente de los pueblos tenemos que articular unas celebraciones con otras, y en el mejor de los casos integrarlas; pues la Eucaristía tiene también la virtud de integrar cada momento por el que pasa una persona.

En los pueblos las personas no somos anónimas, todos somos conocidos. La gente mira las esquelas y cuando dudan de un nombre se preguntan unos a otros, incluso comentan el mote que es la “prueba del nueve” para el reconocimiento total. Hay muchas esquelas que debajo del nombre ya incluyen el mote u otra referencia. A los paisanos, especialmente en los pueblos más pequeños, les gusta participar en las celebraciones exequiales, orando por el eterno descanso del difunto, también muchas veces haciendo simple acto de presencia para dar el pésame a la familia más directa. Visitan a la familia en los tanatorios, acompañan el pueblo entero en la iglesia e incluso se va caminado para dar sepultura en el cementerio de la localidad. Todo ello es lo que marca la tradición.

Son muchas las personas que se han fallecido en los últimos años, especialmente a consecuencia de la pandemia. En las homilías los sacerdotes intentamos ayudar a superar el dolor de la familia por un ser querido que sienten han perdido. Ciertamente no es lo mismo las personas de avanzada edad que los jóvenes o los que están en la edad de la madurez. Lo que está claro que cada familia lo vive como desgarro personal. Y animamos, en medio del silencio sepulcral, a no solo despedir a un hermano, sino para hacerlo con gratitud, porque eso es lo que quiere decir “Eucaristía” y para hacerlo con la esperanza en la Resurrección.

domingo, 23 de junio de 2024

Hoja Parroquial - Domingo 12 Tiempo Ordinario - Ciclo B


 

MINISTRAS EXTRAORDINARIAS DE LA COMUNIÓN


 En el día de ayer, sábado 22 de junio, a las 18,00h, en la Santa Iglesia Catedral Metropolitana de Valladolid, cinco mujeres de nuestra parroquia fueron instituidas como Ministras Extraordinarias de la Comunión. Sus nombres son: Maribel, Angelines, Mari, Sole y Mari Sol. Mujeres que han sido llamadas de en medio de la comunidad cristiana para realizar un ministerio de comunión con Dios y con su Iglesia.


El obispo emérito de Santander, Don Manuel Sánchez Monge, residente en Valladolid en estos momentos, fue quien presidió la celebración eucarística.


El ejercicio de este ministerio consiste en:

1. Llevar la Sagrada Comunión a aquellas personas que no pueden participar en la Asamblea Litúrgica.

2. Administrar la Sagrada Comunión en la Asamblea Litúrgica.

3. Presidir la Asamblea Litúrgica en ausencia del presbítero o sacerdote.

4. Exponer el Santísimo.

5. Reservar el Santísimo en el Sagrario, etc.


Estas mujeres ya venían ejerciendo alguna des estas misiones: administrar la Comunión a los enfermos, presidir la Asamblea Litúrgica en la Residencia de Ancianos el Jueves y Viernes Santo, etc.


Todas ellas además, surgen como miembros activos de nuestra comunidad, participando como voluntarias de cáritas, siendo camareras de la Virgen de los Mártires, siendo catequistas, en la economía parroquial, limpieza y mantenimiento de los templos, etc.

DAMOS GRACIAS A DIOS POR ESTAS MUJERES DE DIOS.


martes, 18 de junio de 2024

25 - 1: 24º ANIVERSARIO DE ORDENACIÓN SACERDOTAL

        


     Hoy es uno de esos días que recuerdo con felicidad y no tanto con nostalgia. Lo de la nostalgia lo digo porque parece que fue ayer y, sin embargo, ya pasaron 24 años.

            Fue un día que pasó muy rápido. Una mañana de domingo, en la Iglesia del Corazón de Jesús de Valladolid, en una celebración en la que estuve acompañado por mi familia, sintiendo la ausencia de mi madre, aunque siempre ha estado y está. Junto a mi familia, se encontraba en un banco mi padre, un antiguo alumno de Miranda de Ebro, un amigo de Valladolid y un compañero jesuita que fue con el que comencé mi andadura en la vida religiosa, allá por el año 1989.

            Recuerdo haber preparado la ordenación con tiempo, con la satisfacción de haber superado el primer curso de la especialidad en Teología Espiritual. También la alegría de haber disfrutado de seis meses como diácono en una parroquia de Fuenlabrada, la de “San José”, donde pude ejercitar el ministerio e ir “perdiendo” el respeto del altar, es decir, el miedo escénico. Me preparé los días previos con un tiempo de retiro; aunque todo comenzó hacía mucho tiempo, era un “run run” que siempre estuvo ahí. Me hizo mucha ilusión que el rector del teologado me dijera: “ya puedes escribir al provincial para pedir la admisión a órdenes”. Era algo tan soñado y tan inmerecido. Escribí la carta en medio de los Ejercicios Espirituales que me preparaban y aquellas palabras me sirvieron para hacer mi oblación, de mayor estima y mayor momento. Recuerdo que mi mano escribía y no paraba de escribir. Y por fin, un día el provincial me dijo que eligiera fecha para la ordenación diaconal: el día de La Inmaculada y la fecha de la ordenación sacerdotal en junio, cuando Don José Delicado Baeza tuvo disponibilidad. Fue un año de escasez de ordenaciones sacerdotales en la Compañía de Jesús de España, de mi provincia solo me ordené yo. Pedí ser ordenado sacerdote en mi ciudad natal.

            La ceremonia fue muy bien preparada, cantó un coro formado por jesuitas y laicos, que interpretaron los cantos que a mí me tocaban más el corazón. Me acompañaron en la concelebración compañeros jesuitas y no jesuitas, con los que estudiaba en la facultad de teología. Ciertamente una representación de la Iglesia Católica, por la gran variedad de nacionalidades. Y un recuerdo especial para un sacerdote marianista que era pastoralista en el colegio del Pilar cuando yo era niño.

            Monseñor Delicado Baeza me ordenó, le acompañaban mis superiores más inmediatos. Recuerdo con mucho cariño a todos. Era la fiesta de la Santísima Trinidad sin embargo el obispo permitió que se proclamara el evangelio del Lavatorio de Pies, que ha sido lema de mi sacerdocio: “Lo que yo he hecho con vosotros, hacedlo los unos con los otros”.

            Pero pasó todo muy rápido. Fuimos a tomar un aperitivo al claustro del Colegio San José. Allí pude compartir con toda la gente que se hizo presente. Un recuerdo muy especial para los chicos y chicas de la Casa de enfermos de Sida, de Cáritas de Madrid de la que yo era voluntario, a los que quise como hermanos y me quisieron igual.

Y recuerdo que todo pasó muy rápido, como digo, porque enseguida nos fuimos a Madrid. Casi no hubo tiempo para compartir con la familia. Al domingo siguiente celebraría la Primera Misa en Mojados y mientras confesaba en la parroquia San Francisco de Borja, de los jesuitas en Madrid. De domingo a domingo no presidí ni una sola Misa, estaba reservada para el pueblo. Y al poco tiempo volaba para los Estados Unidos donde pude disfrutar como de una luna de miel.

Ahora espero con ilusión al próximo año en el que celebraré, si Dios quiere, mis bodas de plata sacerdotales. Gracias a todos porque todo esto no es mío, ni lo he construido yo, sino que nos pertenece a todos, a la Iglesia. Así sea.

viernes, 7 de junio de 2024

ESPIRITUALIDAD DEL CORAZÓN DE JESÚS


         

   Hace unos días que terminó el Año Jubilar en honor al Sagrado Corazón de Jesús en nuestra diócesis. Seguramente ha sido un tiempo muy rico para poder acercarnos a esta devoción que quizá nos parecía más propio de algún grupo de personas de nuestras parroquias que, unidos en grupo, son Cofradía del Corazón de Cristo. Ojalá nos haya ayudado a profundizar en el amor por la persona de Jesús que se hace presente en la Eucaristía y que hablar de: primeros viernes de mes, adoración al Santísimo, jueves eucarísticos, Corpus Christi, Jueves Santo, Navidad, Caritas, pobreza, humildad, servicio, entrega, sacrificio, reconciliación, pan y vino, Espíritu Santo, Lectio Divina, etc. pues todo ello se refiere al Hijo de Dios. En la medida en la que nosotros asumamos estas actitudes o acciones en nuestra vida seremos cada vez más hijos en el Hijo; para que tú crezcas y yo disminuya (cf. Jn 3, 30), poseídos por el Amor para ser embajadores o propagadores de ese Amor donde Dios quiera. En definitiva, más cristianos: seguidores de Cristo, otros Cristos.

            Para el beato Bernardo de Hoyos esta llamada devoción surge de esta moción interior que le posee de tal manera que se hace totalmente para Amar a Dios y amar al prójimo. La experiencia mística que él vivía, tras comulgar, tras intimar con el Corazón de Cristo, siendo muy consciente de su Presencia en Él, le aportaba tal consolación que le dejaba anonadado: “para mí vivir es Cristo y el resto lo considero basura” (Flp 3, 8). Frase de San Pablo, pero a ¿qué basura se podría referir? Pues probablemente a todo aquello que le aparta del amor de su Señor, y que la vida valora como es el mundo de las apariencias, como es la vanagloria, el tener, la codicia, el aparentar, el sentirse más que los demás, el darse mayor importancia, etc. Todo eso es efímero porque lo verdaderamente importante es una vida en Cristo, coherente, especialmente entre lo que se dice y luego se hace.

Y es que él contaba con una espiritualidad que nace de la experiencia propia de los Ejercicios Espirituales: recorrido contemplativo por la persona de Jesús en su totalidad. Partiendo del pórtico del Principio y Fundamento, sentirse creatura amada por Dios, que le invita a alabar, servir y hacer referencia. Siguiendo por los misterios de la Vida de Cristo, desde la Encarnación hasta la pasión, muerte, Resurrección, Ascensión y envío del Espíritu Santo. Para finalizar con otro pórtico, el de la vida misma que enlaza con la cotidianidad: Contemplación para Alcanzar Amor; Dios labora por cada uno de nosotros, labora nuestra conversión, nuestra adhesión a Él.